martes, 5 de abril de 2011

Costa de Marfil: las profundas raíces de un conflicto que termina

Soldado partidario de Ouattara en Costa de Marfil
En Costa de Marfil se enfrentan dos bandos heterogéneos.

Cuando diversas fuentes -entre ellas la cancillería francesa- informan de un cese el fuego en Costa de Marfil y de negociaciones entre las partes para buscar la salida del poder de Laurent Gbagbo, BBC Mundo revisa las raíces del conflicto, más profundas de lo que se cree y que podrían proyectar su sombra sobre el futuro.
En la historia de Costa de Marfil el éxito es sucedido por el desastre. Desde su independencia de Francia en la década de los 60, el país africano, el mayor productor mundial de cacao, disfrutó una prosperidad excepcional.

Sin embargo, cuando a mitad de los 90 la economía se estancó, algunos políticos sin escrúpulos utilizaron la gran cantidad de residentes extranjeros –más de un cuarto de una población total de 21 millones- como pretexto para fomentar el resentimiento social.

En 1995, el entonces presidente Henry Konan Bedie lanzó el concepto de la "marfileñidad" en referencia a la identidad cultural marfileña.

Ese "concepto" fue un instrumento de discriminación contra los extranjeros e incluso contra los marfileños procedentes del norte del país, percibidos por una parte de la población como descendientes de inmigrantes.
De acuerdo con esa tendencia, Alassane Ouattara –actual presidente electo y nacido en el norte del país- fue vetado de participar en las elecciones presidenciales de 2000.

Asimismo, la estigmatización de los norteños fue una de las causas principales de la guerra civil de 2002, que condujo a una partición de facto del país entre el norte y el sur.

Una de las consecuencias de esa guerra fue la gran presencia de milicias y grupos paramilitares en territorio marfileño que nunca llegaron a desarmarse y que ahora están siendo utilizados en el enfrentamiento entre los dos contendientes.

Nadie tiene el control

Grupos armados implicados


Partidarios de Ouattara

  • Fuerza Nueva: grupo norteño compuesto por desertores del ejército.
  • Desertores recientes de las tropas de Gbagbo.
  • Comando Invisible: grupo anti Gbagbo que actúa independiente en el norte de Abidján.

Partidarios de Gbagbo:

  • Ejército regular.
  • Guardias republicanos: unidades de protección personal del presidente.
  • Diversos grupos de milicianos, incluidos mercenarios liberianos.
  • Jóvenes Patriotas: partidarios acérrimos de Gbagbo.

Fuerzas internacionales

  • Soldador de Naciones Unidas: 9.000 efectivos.
  • Fuerzas francesas de la operación Licorne: 1.650 efectivos a la espera de un nuevo envío.
Por lo tanto, una de las claves de la complejidad de este conflicto es la existencia de un resentimiento profundo y de larga duración entre ambas partes.

La naturaleza heterogénea de las fuerzas implicadas –que incluye todo tipo de motivos: intereses económicos, adhesiones personales, afiliaciones tribales…- hace muy complicado el control de la situación por ninguna de las partes.

Recientemente, los partidarios del mandatario saliente, Laurent Gbabbo, avivaron sentimientos nacionalistas que condujeron a un conflicto abierto que podría terminar en una repetición de la guerra civil.

Incluso si Ouattara ganara militarmente –algo que parecería lo más probable en estos momentos- el conflicto no desaparecerá y continuará durante un tiempo bajo otras formas.

Cadena de inestabilidad

Por otro lado, Costa de Marfil es el principal motor económico de África Occidental y si el caos se apodera del país, la economía de la región sufrirá un golpe duro.

Algunos de los países vecinos más pobres, como Malí y Burkina Faso, difícilmente serían capaces de absorber el retorno de millones de ciudadanos y este hecho, a su vez, podría llevar a su propia desestabilización.

Otros estados frágiles, como Guinea y Liberia, también podrían verse salpicados por el conflicto marfileño.
Además, en cierto modo, lo que está sucediendo en Costa de Marfil pone de relieve no sólo la debilidad del sistema político del país, sino que también muestra la falta de autoridad real de organismos regionales como la Unión Africana o la Comunidad Económica de Estados de África Occidental a la hora de aplicar soluciones diplomáticas a problemas políticos graves.

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